Supongo que hay días y días. En esta vorágine de emociones y sensaciones en constante movimiento la idea es precisamente que nada sea igual que hace tan solo un segundo atrás, pero finalmente siguiendo un patrón semiestructurado... ¿o semiflexible tal vez? En realidad no sabría distinguir la diferencia.
Pero es una realidad que cada segundo es impredecible y que las llamas que alumbraban con ímpetu de a poco se van extinguiendo hasta desaparecer... y aquellas mechas ocultas, incluso ausentes, comienzan a brillar. Es todo un enredo de almas incontrolables que luchan por ir y venir.
No hay mucho sentido en algo que nace del caos, no traten de encontrarlo, es sólo un aluvión de pensamientos en una noche en la que se aprenden a manejar las emociones de manera diferente y se hace un análisis introspectivo de lo que se está sintiendo. Una serie de actitudes y actuares ajenos y diferentes a lo que siempre ha estado establecido y un acostumbramiento a hechos que debiesen ser diferentes y emotivos, lo que da una frialdad a un corazón otrora supurante de nostalgias lastimeras.
No sabría si llamarlo fortaleza o mejor entendimiento... lo único que sé es que desde el momento en que las vida en sí pierde su sensibilidad natural, es tiempo de cerrar los ojos y esperar lo peor. No hay mucho que decir... el sufrimiento es parte de la vida, pero no se ha de transformar en ella. Sólo espero que haya servido de algo, aunque lo dudo... acá en la tierra siguen los mismos pensamientos selectivos, confusiones y juegos de envidia, reproche, conspiraciones. Temas que escapan de mi entendimiento pero aún así son experiencias que se deben valorar.
Insisto en que los pensamientos que sobrevienen del caos no han de ser tomados en cuenta para análisis porque son simplemente una descarga emocional de alguien que no ha podido llorar porque vio el mundo de manera tan racional que olvidó que se trataba de un afecto...
Mientras tanto, mientras otros sí tienen el sentimiento enraizado en sus corazones y el dolor apoderándose de sus sueños, nosotros, el resto, seguimos con nuestras vidas felices, nuestros momentos atesorados y una espinita pequeña en el corazón que nos recuerda que a partir de hoy las cosas serán diferentes, que la vida dio un nuevo giro y que tendremos que acostumbrarnos y adaptarnos a ello como lo hemos estado haciendo todo este tiempo.
Pero es una realidad que cada segundo es impredecible y que las llamas que alumbraban con ímpetu de a poco se van extinguiendo hasta desaparecer... y aquellas mechas ocultas, incluso ausentes, comienzan a brillar. Es todo un enredo de almas incontrolables que luchan por ir y venir.
No hay mucho sentido en algo que nace del caos, no traten de encontrarlo, es sólo un aluvión de pensamientos en una noche en la que se aprenden a manejar las emociones de manera diferente y se hace un análisis introspectivo de lo que se está sintiendo. Una serie de actitudes y actuares ajenos y diferentes a lo que siempre ha estado establecido y un acostumbramiento a hechos que debiesen ser diferentes y emotivos, lo que da una frialdad a un corazón otrora supurante de nostalgias lastimeras.
No sabría si llamarlo fortaleza o mejor entendimiento... lo único que sé es que desde el momento en que las vida en sí pierde su sensibilidad natural, es tiempo de cerrar los ojos y esperar lo peor. No hay mucho que decir... el sufrimiento es parte de la vida, pero no se ha de transformar en ella. Sólo espero que haya servido de algo, aunque lo dudo... acá en la tierra siguen los mismos pensamientos selectivos, confusiones y juegos de envidia, reproche, conspiraciones. Temas que escapan de mi entendimiento pero aún así son experiencias que se deben valorar.
Insisto en que los pensamientos que sobrevienen del caos no han de ser tomados en cuenta para análisis porque son simplemente una descarga emocional de alguien que no ha podido llorar porque vio el mundo de manera tan racional que olvidó que se trataba de un afecto...
Mientras tanto, mientras otros sí tienen el sentimiento enraizado en sus corazones y el dolor apoderándose de sus sueños, nosotros, el resto, seguimos con nuestras vidas felices, nuestros momentos atesorados y una espinita pequeña en el corazón que nos recuerda que a partir de hoy las cosas serán diferentes, que la vida dio un nuevo giro y que tendremos que acostumbrarnos y adaptarnos a ello como lo hemos estado haciendo todo este tiempo.
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