- ¡Compañera de armas! hoy es el gran día que por tanto esperamos. Ya me cansé de la rutina de hermosa dama y mi entrenamiento de caballero ha dado sus frutos. ¡Prepara las alforjas!, cepilla a ese par de flojos de Poph y Toth que por mucho tiempo han dejado de cabalgar por las llanuras... ¡Ha llegado la hora por fin! Saldremos al ocaso, cuando papá y mamá estén dormidos. ¡Volata, hoy es nuestro día!.
Beatrix caminaba apresurada hacia la armería, donde ya tenia dispuestas las espadas, cuchillos y otros enseres que le serían útiles para su viaje. Estaba emocionada, por la noche había soñado que un dragón había caído en alguna parte de los bosques, sabía que los dragones estaban extintos hacía muchísimos años, criaturas de leyendas de poder y gloria, de héroes y magia... esa debía ser la señal para emprender su camino. Ya nada la ataría a ser una señorita de vestidos y joyas... podría usar la armadura que con tanto empeño el viejo John le había preparado a escondidas, las botas de cuero con detalles de hierro forjado a mano, junto con esos brazaletes... ¡Cómo le encantaban esos brazaletes! lo suficientemente livianos para no ser una molestia y lo suficientemente resistentes para detener un espadazo directo. Había tratado de convencer a su amiga que usara alguna de esas cosas, sin embargo ella prefería sus botas con plumas y trapos ligeros para parecer una verdadera ladronzuela.
Mientras tanto, Volata corría por los establos, limpiando los caballos, ajustándo los arneses y las monturas, revisando sus herraduras y ajustando las alforjas. Nada podía fallar, cualquier error que ella cometiera le podía costar la vida a su amiga y a la empresa que se prestaban a cumplir.
Todos sabían que tanto Beatrix como Volata no estaban hechas para vivir en un castillo, rodeadas de lujos y preocupaciones mundanas, incluso todos sabían que algún día esto pasaría, aunque hicieran oídos sordos y siguieran con sus vidas. Ambas habían estado entrenando, ambas tenían habilidades especiales, ambas eran mujeres extraordinarias en un mundo creado para hombres.
Esta noche sería la noche...
Beatrix Von Strongheart (personaje) by Constanza Arriagada is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Obras Derivadas 2.0 Chile License.
Volata Vulpina (personaje) by Constanza Arriagada is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Obras Derivadas 2.0 Chile License.
Silent Myth ~ by Constanza Arriagada is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Obras Derivadas 2.0 Chile License.
Beatrix caminaba apresurada hacia la armería, donde ya tenia dispuestas las espadas, cuchillos y otros enseres que le serían útiles para su viaje. Estaba emocionada, por la noche había soñado que un dragón había caído en alguna parte de los bosques, sabía que los dragones estaban extintos hacía muchísimos años, criaturas de leyendas de poder y gloria, de héroes y magia... esa debía ser la señal para emprender su camino. Ya nada la ataría a ser una señorita de vestidos y joyas... podría usar la armadura que con tanto empeño el viejo John le había preparado a escondidas, las botas de cuero con detalles de hierro forjado a mano, junto con esos brazaletes... ¡Cómo le encantaban esos brazaletes! lo suficientemente livianos para no ser una molestia y lo suficientemente resistentes para detener un espadazo directo. Había tratado de convencer a su amiga que usara alguna de esas cosas, sin embargo ella prefería sus botas con plumas y trapos ligeros para parecer una verdadera ladronzuela.
Mientras tanto, Volata corría por los establos, limpiando los caballos, ajustándo los arneses y las monturas, revisando sus herraduras y ajustando las alforjas. Nada podía fallar, cualquier error que ella cometiera le podía costar la vida a su amiga y a la empresa que se prestaban a cumplir.
Todos sabían que tanto Beatrix como Volata no estaban hechas para vivir en un castillo, rodeadas de lujos y preocupaciones mundanas, incluso todos sabían que algún día esto pasaría, aunque hicieran oídos sordos y siguieran con sus vidas. Ambas habían estado entrenando, ambas tenían habilidades especiales, ambas eran mujeres extraordinarias en un mundo creado para hombres.
Esta noche sería la noche...
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